Tener, hacer o ser.

    

      Decía el periodista canadiense Emilie Hernri Gauvreay: "Hemos construido un sistema que nos persuade a gastar el dinero que no tenemos en cosas que no necesitamos para crear impresiones que no durarán en personas que no nos importan". También es suya la frase de argumento parecido al anterior “Nos pasamos la vida haciendo cosas que detestamos con objeto de ganar dinero para comprarnos cosas que no necesitamos e impresionar a personas que no nos caen bien”. 

     Quizás sea que la inmensa mayoría de nosotros no construimos nada, pero en todo caso sería de decir algo así como:  “ESTAMOS INSERTADOS EN UN SISTEMA DE CONSUMISMO QUE NO NOS DEJA SER, Y DONDE ALGUNOS TIENEN LA "SUERTE" DE TENER MUCHO, OTROS LAS "GRACIAS" DE TENER LO SUFICIENTE, Y OTROS LA "DESGRACIA" DE NO TENER NADA. (*)
     Mi padre solía aleccionarme de esta manera: “Si ves que todos van derecho a un pozo, tú no vayas con ellos”.  Será que siempre me enseñó a pensar y a saber que puedo elegir no ir a un destino equivocado aunque la mayoría lo haga...  La sociedad que nos rodea es hiperconsumista y hasta los que dicen cultivar una gran espiritualidad (que palabra que me hace ruido… pero sigamos) consumen a lo loco o lucran con el consumo de otros… y entonces ¿dónde estaría la tan mentada espiritualidad?.
     El consumismo hoy se ha desviado a lo mediático dónde por cierto a diario hacemos lo que detestamos y compramos lo que no necesitamos para impresionar a gente que ni nos importa. Y en el desenfrenado hacer para consumir dejamos relegado el “ser” al último rincón, ese dónde la luz está apagada y la tierra se acumula tiñendo de una pátina gris lo único auténtico que tenemos.
     Desde que el mundo es mundo hemos catalogado las personas rotulándolas por su capacidad de hacer (y de consumir que es lo mismo). Si puedes producir mucho y consumir mucho, “eres”  mucho”, sino no existes.  Y tras esa mentira tanto ricos como pobres se hunden en cócteles de drogas, alcohol, sexo, adrenalina y demás intentando paliar el vacío de lo que no encontraron.              Porque ser no es igual a hacer, ni a tener. Y no nacimos para hacer porque "no es por obras para que ninguno se glorie" ni para tener porque con nada nacimos, nada nos llevaremos y nada es nuestro; sino que nacimos para ser. Básicamente ser hijos de Dios, y es ahí el secreto dónde se encuentra paz y sentido, esa calma que nos lleva a poder vivir vidas equilibradas que buscan lo necesario para vivir pero no desvivirse por un consumismo carcelario y despótico.
     No se nos dará otra vida para elegir, ni para priorizar, ni para valorar, ni para amar o arrepentirnos de lo que no vimos. Es aquí, y ahora. La vida es tan corta como la chispa de una hoguera, sino "fuimos" lo que nacimos para ser, afrontaremos severas consecuencias por haber llenado con cosas instrascendentes la búsqueda de lo trascendente. El hombre se ha apartado de su comunión original con Dios dónde era plenamente quien es llamado a ser, y las consecuencias són las sociedades egoistas, desenfrenadas, corruptas, consumistas y violentas que hoy vivimos.
     Vuelve a tu esencia, aún no es tarde, Alguien te espera con los brazos abiertos desde el principio de todas las cosas, en ÉL encontrarás vida, plenitud, equilibrio y sentido para todo.

 (*) www.especuladorfinanciero.blogspot.com
Texto: Edith Gero
Imagen:© PremierLife/vía Banco de Imágenes Gratis

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